REVISTA ELECTRÓNICA.
LAVOZDELAPAMPA.CL AÑO II. Nº 128. Mayo 2019.
(Narrativa)
Autor: Benicio Núñez Rojas.
Todavía recuerdo a ese “angelito” que vivía en las calles del “Ex –Campamento Don Guillermo”, y que pasaba silencioso como el viento hacia la plaza o se sentaba en los peldaños de la escuela pública, esperando el sonido de las campanas que anunciaban la salida de clases para juntarse con nosotros, y continuar los juegos del día anterior.
Guillermo o “Memo” alegraba nuestras tardes con su humildad, y su voz gutural nos llevaba a su mundo de silencio y soledad, de abandono, y de apatía de los adultos. Armábamos nuestros trenes de mentira con latas de conservas y alimentábamos sus “motores” con guano de caballos.
El camino era la pampa toda. El destino el “Cerro Bala” con su polvorín repleto de arena que nos hacía soñar con gnomos y elfos. En las tardes de películas de la matiné de los sábados y domingos lo ayudábamos con la entrada, y el boletero nos dejaba pasar, rogando que el Memo no se pasara de revoluciones al ver esos cortometrajes. “La Flecha Rota”, “El Aguijón verde”, El Llanero Solitario”, “Hopalong Cassidy” y otras que siempre nos dejaban pegados al telón y esperando una semana eterna para seguir con las historias entre Jovencitos y bandidos.
Grandes amigos de la infancia todavía rondan en mi mente. Larrocha, Díaz, Campusano, Trigo, Taucanea, Solís, Marroquín, Fuenzalida, y tantos otros que la pátina del tiempo se ha encargado de ir tejiendo la nebulosa del olvido, pero el Memo es el líder de ese heroico grupo de chiquillos traviesos, que recorríamos el patio de Don Guillermo hasta el Polvorín, y más allá recogiendo balas de la Guerra del Pacífico e intercambiándolas entre todos para ir incrementando la colección de trofeos del desierto.
Memo con su problemático caminar, su rostro desfigurado y su mirada hundida en el infinito, tostado por el sol y el viento, pero con su alma intacta de niño angelical nunca se irá de su Campamento Don Guillermo, sus aullidos de alegría todavía retumban en mi mente, y sus saltos destemplados como bailando al ritmo de las comparsas, las mismas que replicaban en la Tirana; la danza de los que se saben que la pampa es su destino.
El profesor Campos, profesor de historia que nos llevaba a los cerros cercanos y nos llenaba de ilusiones con historias y leyendas de los pampinos que lucharon por su tierra en la guerra fratricida del Pacífico. La profesora María, profesora de Religión que nos preparaba para recibir los sacramentos apoyada por los Padres Oblatos en la Iglesia San Mauricio, la profesora Yolanda, profesora de Lenguaje que nos entretenía con las historietas del Libro “Mi Amigo” y que letra a letra nos hacía descubrir un mundo de ilusiones, y realidades tan diversas a nuestra forma de vivir.
La venta de Sapolio, descubierto en nuestras andanzas por los cerros aledaños al campamento y que nos financiaban las entradas a las matiné, un tarrito de Cocoa Peptonizada nos dejaba la sensación del deber cumplido con el matrimonio del “Zunquito” de la familia de los Saldías, de los hermanos Trigo, y de cada habitante de las calles Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador y otras que el viento las barría cada tarde con una polvareda que nos ocultaba a Memo por algunas horas.
Como no recordar el “invento” del siglo que hicimos con los recortes del celuloide al reconstruir una sala de cine robándole las sábanas de saco a mi querida mamita Aldeana para hacer un telón, despejando el estrecho comedor para recibir a los “clientes” del barrio, quienes con una chaucha financiaban su curiosidad de ver pegado por eternos minutos la imagen del héroe de la semana anterior. Y el Memo nos ayudaba con el espejo apuntando hacia la ranura en la pared que le daba luz a la ampolleta con agua haciendo las veces de lupa. Memorables fueron ver a Laurel y Hardy, Jorge Negrete, Chaplin, El Llanero Solitario, cual dibujos etéreos que emergían desde la ampolleta recalentada por el rayo solar y que el Memo ávidamente sujetaba con sus frágiles brazos. Hasta que se cansaba y con gritos desgarradores debíamos relevarlo para que otro tomara su posición.
Cómo olvidar el día de la Primera Comunión, donde toda la gente repletaba la Capilla y sin tener la preparación adecuada me puse a la fila para recibir, por insinuación de Larrocha y mi curiosidad la Hostia consagrada y sentir sobre mis espaldas las miradas fulminantes de la gente que sabía que no estaba en la lista de los que debían recibirla. La Profesora habló con mi mamá y yo, en mi inocencia culpé al Memo de haberlo hecho, El Memo desde la puerta del Templo me miraba y con sus ojos lastimeros, ya que me trataba de decir que no lo hiciera.
Campamento Don Guillermo, que me vio crecer rompiendo tubos de agua potable para beberla por los sectores cercanos a la población, que me vio quemar pólvora en los baños colectivos, y de fabricar “peritas” con pólvora y guía extraída a los pampinos en sus caletas donde las guardaban.
El Memo ese angelito que creció con nosotros, ese ser humano que era parte del paisaje del campamento nos hizo llorar a todos el día de su partida, más dolorosa que la partida de las familias cuando hubo que desmantelar el Campamento. Él nos mira desde el cielo y cada cierto tiempo baja de su Olimpo en esos remolinos interminables que se encargan de limpiar los recuerdos del desierto.
Te recuerdo Memo.
Bibliografía:
*Narrativa, “El Memo”. Autor : Benicio Núñez Rojas. Fue editado en la página http://www.vozdelapampa.com
Fotografías: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 13, 14, 15, Del escritor, explorador e investigador de la cultura pampina RERIPI.
Fuente fotografía Nº12 El llanero Solitario de la Pagina Web http://www.benitomovieposter.com/catalog/el-llanero-solitario-p-63348.html
Gráficas:
1.- Animitas del “campamento Don Guillermo”; 2.-y 3.- Juguetes de lata; 4.- Revista el Peneca; 5.- Niños de alguna salitrera; 6.- Colegio San Mauricio se ubicaba en la salitrera Santiago Humberstone; 7.- Ruinas del Campamento don Guillermo ; 8.- Envase de Cocoa Costa; 9.- Ruina de la calle Argentina de Don Guillermo; 10.- Ruina de Calle Bolivia; 11.- Ruina de calle Colombia; 12.- Afiche de teatro del Llenero Solitario; 13.- Santo de Catecismo; 14.- Animita del Campamento Don Guillermo; 15.- Vista general del Campamento Don Guillermo.
Obra Editado por VOZDELAPAMPA AÑO VI. Nº 142 . Enero 2015. RERIPI.
LOS AMIGOS, MUY AMIGOS SON PARA CUIDARLOS, Y NO PARA APROVECHASE DE ELLOS. (RERIPI)
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Editorial:
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