REVÍSTA ELECTRÓNICA.
WWW.LAVOZDELAPAMPA.CL AÑO III. Nº172 julio 2020.
(Narrativa)
La pampa salitrera ha sido siempre una fuente de historias e inspiración para muchos hombres mujeres y niños; en donde personas soñaron y seguieron soñando con la sal del desierto, sus ruinas en un pasado salitrero, batallas aguerridas en el desierto de Tarapacá y Antofagasta.
Un día inmerso en la pampa de Tarapacá, buscando esa soledad e inspiración, así como lo hacía Jesús, quien caminaba para llegar al monte y hablar con alguien, sí, a un ser superior su padre.
En cierta realidad estaba Alfonso sólo sentado descansando en medio de la pampa, él era una persona alta y espigada, un adulto mayor muy cansado de tanto caminar, él se sentó en una roca, el sol le caía candente incrustándole en la piel, cuando de pronto presintió en ese momento que estaba siendo observado por la presencia de alguien a su alrededor, el silencio acosaba, pero él no vio nada a su alrededor, giro su cuerpo hacia atrás, entonces clavó la vista hacia el cerro, allá arriba en lo alto había una persona que lo observaba, y él se dijo entre sus pensamientos, otro loco que está en problemas y es de seguro que debe andar perdido al igual que yo; de pronto el extraño le hizo señas moviendo ambos brazos hacia arriba, Mauro desde abajo le respondió de la misma forma, seguidamente agitado bebió un sorbo de agua, y miro nuevamente, pero ya nos estaba aquella persona arriba que vestía el traje de huaso y sombrero alado, siguió sentado capeando el sol, poniéndose más ropa para evitar cocinarse. Pasaron unos 15 minutos cuando Mauro sintió ruidos por una hondonada apegada al cerro, después los ruidos fueron como una rodada de piedras. La reflexión de Mauro en ese momento se dijo… – ¿Qué raro si no está temblando?
– Cuando de pronto vio ante su presencia aquel señor vestido de huaso en frente, él tenía unos 60 años, contextura alto y delgado sin bigotes, entonces el jadeando le saludó preguntándole… – Amigo bajé desde el cerro por pura curiosidad para preguntarle a usted… ¿Qué hace tan solo en el desierto? – Alfonso le respondió – Estoy aqui por dos razones, primero soy un soñador, mis abuelos fueron pampinos y trato de encontrar mis raíces en esta pampa, la cual yo nunca conocí en mi niñez, al haber nacido yo en la capital, ahora que estoy viejo, yo me imagino como ellos debieron haber vivido en las salitreras, ahora solo son soledades, lo que me permite dimensionar la estadía de ellos y como vivieron; segundo es que hace un mes me he separado de mi esposa, entonces busco respuestas en medio de esta soledad.
– Entonces Alfonso le dijo. – Yo le he preguntado porque yo no soy del norte, vivo en el sur en Linares, y también me acabo de separar esta semana de mi esposa, estoy escapando para desconectarme de mi drama, saliendo para el norte que no conocía en mí camioneta, y me vine metiéndome por todos los lugares donde hay caminos, por eso estoy aquí, y me causó tanta curiosidad usted al verlo solitario; pero hay muchas cosas que aún no las entiendo, habiendo tanta belleza en el norte, al mirar sus cerros de color ocre, con los cambios de tonos, sus quebradas son de miedo para uno que no las conoce en este desierto, los caminos terrosos, y también calaminosos.
– Entonces Alfonso hizo otra gran pregunta… – Amiguito he visto unos pajaros negros grande en el cielo, ¿Qué son y de que viven? – Amigo esas aves se llaman gallinazos, y son carroñeras. – Pregunto él nuevamente Alfonso – ¿Pero que comen esos gallinazos si en el desierto no hay nada? – Le respondió Mauro – ¿Amigo usted cree en Jesús? – Respondió – ¡Sí! – A él no lo vemos, pero creemos en él, y está aquí con nosotros. Le explico mejor, aquí donde estamos, usted y yo no vemos la existencia de otro ser, pero sí existe vida, hay una cadena alimenticia a nuestra simple vista, pero si usted busca debajo de las costras o piedras algún bichito va encontrar, lo más común son los escorpiones de color ocre, más allá existe un pozo de agua, y a su alrededor hay pasto como también algunas flores, allí llegan moscas, abejas, tábanos, ratones, lagartos, culebras, zorros, y es allí en donde comienza la cadena alimenticia; más allá en las cuevas o piques habitan murciélagos, y por las tardes comienzan a salir en bandadas. Más al norte está la Pampa del Tamarugal, hay arbolitos como son los Tamarugos, Pimientos y Algarrobos, los que dan frutos, y por esa razón llegan allí muchos pajaritos a esas arboledas.
– Entonces Alfonso exclamó: – ¡Que grade es nuestro Dios como ha hecho la naturaleza! ¡Y yo en tantos años me los he perdido!
– El tiempo pasó muy raudamente para ambos en tan larga conversación, y al paso de algunas horas llegó el momento de la despedida, entonces se dieron un gran abrazo y un fuerte apretón de manos, como si ellos se hubieran conocidos por muchos años, la emoción les embargó en sus viejos rostros, luego los ojos se les eclipsaron brotando lágrimas de alegría, en aquella despedida donde Dios les entregó un justo consuelo al cruzarlos en es mismo camino.
Autor: Reinaldo Riveros Pizarro
Pensamiento:
HAN PASADO DOS MIL AÑOS QUE CRISTO FUE CRUCIFICADO, Y NO HEMOS APRENDIDO CASI NADA. (RERIPI)
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