REVISTA ELECTRÓNICA.
LAVOZDELAPAMPA.CL AÑO II. Nº 134. Junio 2019
(Narrativa)
Autor: José Martínez Fernández
El día del entierro de Sabella, Antofagasta se despobló. Sobre la urna del poeta se colocó la bandera roja del PC. y, según entiendo, se le veló en una iglesia como al buen católico que era. ¿Qué no hizo Andrés Sabella Gálvez en el Norte Grande de Chile? Poeta, novelista, cronista, profesor universitario, brillante orador, etc., y hasta pirata. Sí; un pirata que miraba al mar con sus ojos en su cotidiana Antofagasta. Pirata, miembro de la Hermandad de la Costa.
Este hijo de comerciantes, convertido en profesional universitario y en creador literario, ya tenía un mundo de amigos cuando era un destacado escritor.
Como profesor, los estudiantes de periodismo le adoraban y él se hacía querer. Fue precisamente uno de ellos quien me relató la sabrosa anécdota que ahora relato. Sabella era, en Antofagasta, un monumento en vida; figura central de los hombres grandes de la zona: Antonio Rendic, Mario Bahamonde, González Zenteno y tantos más. Todos le conocían, claro, todos menos un capitán de Ejército.
Sabella era muy peculiar: comunista y católico, comunista y amigo de militares.
Pasado ya un largo tiempo tras el golpe de Estado nuestro querido Sabella fue a un encuentro con sus amigos de la Hermandad de la Costa vestido de pirata. Era de noche.
Don Andrés debió haber bebido algo más de lo normal, lo cierto es que le dieron unas ganas enormes de orinar. Apresuró el paso y en un desolado lugar se libraba de su apuro biológico cuando en una camioneta militar le vio un joven capitán de Ejército… Se paró el vehículo y el Capitán le dijo al poeta que apurara el paso en dirección a dónde fuera con esa facha de pirata, que él daría una vuelta y si lo hallaba cerca lo llevaría al cuartel. Sabella dijo unas cuantas cosas que el militar no entendió, quien dio en efecto no una vuelta, sino una vueltita, y encontró a Sabella allí, el militar sonrió. – Así, te quería pillar viejo de mierda – le dijo el oficial.
Sabella, quien aceptaba esas groserías solo de sus amigos, no pudo soportar el agravio, menos si éste provenía de un hombre que vestía uniforme y por ello mandó a la mierda al capitán. Enfurecido éste hizo que dos o tres soldados echaran al vehículo la escasa corpulencia de don Andrés, quien restregaba su enojo con improperios a los que era respondido de igual forma por el militar…
Ante tanta indecencia del capitán el escritor le dijo: – ¿No sabes que soy Andrés Sabella? El militar rió: – No sé, y se largó a reír, señalando que quién mierdas sería Sabella. Que en el cuartel del Regimiento ya hablaría y de qué forma y cuántos días se mamaría en el lugar…
Ante tanta descortesía el poeta le señaló que era amigo del General Carol Urzúa, jefe de la zona militar de Antofagasta. El soldado volvió a reírse. Las palabras “viejo”, “huevón” y otras salían de la boca del capitán.
Sabella, que era amigo de todo el mundo y que no le gustaba, que lo humillaran de tal forma se guardó la artillería.
Llegado al cuartel el oficial siguió agravando al gran nortino. El ilustre hijo de Antofagasta, el maestro de generaciones de periodistas, estaba humillado y esta afrenta no se la iba a llevar pelada ese capitán. Le dijo a un subalterno del Oficial que le prestaran el teléfono. -¿Y a quién vas a llamar? – le habría dicho el Capitán. – A Carol Urzúa – señaló el poeta.
Entre risas el Capitán señaló a un subalterno que le facilitara el fono a Sabella, señalándole que qué iba a saber el número particular del teléfono del General, ese pobre viejo. Hecha la llamada, Sabella se quedó quieto, mientras veía como se seguía riendo el oficial y unos pocos militares más. Pasaron solo minutos para que en el cuartel apareciera la figura de un uniformado. Era el General Urzúa. – Capitán – le habría dicho el General – ¿Usted detuvo a Andrés Sabella?
El capitán observó al General y le dijo que sí. -¿Razones? – Bueno, el oficial no supo explicar razones. -¿Sabe Ud. quién es Sabella? – le dijo el General. Ante el silencio del Capitán, Urzúa le espetó: -Sabella es el hombre más importante de Antofagasta. Es poeta, periodista y profesor y lo conocen en todo Chile y Ud., su ignorante, no sabe quién es Sabella… Y luego el General habría soltado su artillería de agravios contra el oficial.
Minutos más tarde el vehículo del General Urzúa dejaba en su casa al poeta vestido de pirata.
El día del entierro de Sabella, Antofagasta se despobló. Sobre la urna del poeta se colocó la bandera roja del PC. y según entiendo, se le veló en una iglesia como al buen católico que era.
Y colorín, colorado, este hecho cierto está contado.
Autor y escritor: José Martínez Fernández.
Editor: www.lavozdelapampa.cl
Fotografías:
1.- 2.- pagina web memoriachilena.cl; 3.- Autor portada “Orellana”, Editorial Orbe inscripción año 1959.
Gráficas: 1.- Andrés Sabella con disfraz de pirata; 2.- Don Andrés Sabella escribiendo como se hacía en su tiempo con maquinas de escribir manual; 3.- Una de las tantas portadas de su obra “Norte Grande”
SER SINCERO, ES MOSTRAR EL ALMA, Y NO MOSTRAR EL DINERO. (RERIPI)
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